por The Ayurveda Experience febrero 16, 2016
Para quienes tienen una naturaleza Vata, la vida se percibe como insegura y el miedo es la respuesta inmediata. Para los Pitta, la vida se percibe como injusta y reaccionan con ira. Para los Kapha, la vida se percibe como demasiado fugaz y cambiante, y reaccionan con tristeza ante su naturaleza efímera.
Me refiero a esto como valores predeterminados, porque así es como respondemos de forma automática e inconsciente. A menos que prestemos atención a cómo interpretamos y reaccionamos al mundo, permanecemos incapaces de cambiar. Al evitar darnos cuenta de que la vida nos ofrece todo tipo de experiencias posibles, solo la vemos en pequeñas dimensiones y respondemos según lo predice nuestra naturaleza básica.
Ahora imagina cómo reacciona cada uno de estos doshas. La persona de naturaleza Vata, atemorizada por la vida, siente la necesidad de refugiarse en el ajetreo, el núcleo de las neurosis Vata. Cuanto más rápido va, menos piensa en su miedo. Los alimentos que consume aumentan la probabilidad de que sea rápida, ligera y esté lista para escapar en cualquier momento.
Para la persona Pitta, que ve la vida como algo que debe arreglarse o corregirse de alguna manera, la ira alimenta la cruzada. Cuanto más control tenga, más probable será que gane esta batalla que imagina. Los alimentos que consume aseguran que el cuerpo se mantenga activo, alerta y concentrado en el objetivo.
Mientras que el Kapha añora los tiempos más sencillos de una edad anterior y lamenta el fin de la infancia, la adolescencia, la adultez y la vida, busca una cualidad inmutable en sí mismo y en su entorno. Los alimentos que consume son aquellos que recuerdan el pasado, alimentos reconfortantes, pesados, húmedos, densos y deliciosos que aumentan la estabilidad e impiden que avance.
Esta es nuestra naturaleza humana y tiene sus raíces en la inconsciencia, en la falta de deseo de ver el mundo como realmente es. Cuando empezamos a darnos cuenta de que podemos elegir nuestra reacción en cualquier situación, damos los primeros pasos hacia el verdadero control de nuestra mente y nuestro cuerpo. Si pudiéramos agitar una varita mágica y dejar atrás todos nuestros hábitos dañinos y reemplazarlos en un instante por hábitos saludables, no habría enfermedades, pero el ser humano-animal es falible. Queremos lo que queremos cuando lo queremos. Nuestros sentidos anhelan aquello que nos hace sentir bien en el momento y nos avergonzamos de aquello que nos hace posponer la gratificación. Nos vemos incitados a esta búsqueda por la publicidad que nos promete mejor apariencia, mejor sexo y una vida mejor. Buscamos estas cosas sin importar que, en realidad, nos estamos preparando para la infelicidad y la enfermedad. No imaginamos el precio que estas decisiones tienen en el cuerpo, la mente y las emociones.
Cuando una persona acude a un practicante ayurvédico, está lista para hacer algunos cambios. La vida ya no la hace sentir bien, sino que la enferma. Quiere paz mental y dejar de usar la máscara doshica que ha usado toda su vida. Quiere liberarse de vata, pitta y kapha. Para comenzar el proceso de dejar de hacerlo, es necesario controlar la mente y el cuerpo. Controlar la mente es imposible si no dejo de desequilibrar el dosha con los alimentos que consumo o la forma en que los consumo.
El dosha vata se altera cuando lo que se percibe a través de los sentidos acelera el flujo de pensamientos. Los alimentos estimulantes, al igual que los ligeros y secos, pueden lograr este efecto, pero para una verdadera relajación también es necesario observar las imágenes, los sonidos, los olores y el tacto. Tomar conciencia de cómo asimilamos estas cosas es fundamental. Cambiar nuestra forma de comer será el comienzo del proceso para lograr cambios concretos en el cuerpo y brindar mayor claridad y calma a la mente. Al asegurar que el vata se tranquilice, la mente estará libre de estímulos y tendrá tiempo para relajarse, disfrutar de la vida y concentrarse.
Para el dosha Pitta , los alimentos picantes o aquellos que estimulan la intensidad ayudan a mantener la mente en un estado de concentración, análisis excesivo e hipercrítico. Al consumir alimentos y bebidas refrescantes, el cuerpo, la sangre y la mente se mantienen frescos. Esto permite a la persona de naturaleza Pitta tener una visión global y lograr lo que realmente desea: ser productivo, eficiente y exitoso. Los Pitta no desean enojarse; es su instinto cuando se ven desequilibrados por decisiones inconscientes que alimentan el fuego interior.
El dosha Kapha se estanca cuando se resiste al flujo de la vida. Los alimentos y actividades habituales se convierten en rutinas que ya no les sirven, pero no están preparados para salir de su zona de confort y buscar el cambio. Al minimizar los alimentos que ralentizan la digestión, el Kapha comienza a sentirse más ligero. Esta ligereza corporal también conlleva ligereza mental. Al incorporar el movimiento, el Kapha comienza a ver la alegría que lo rodea en esta vida en constante cambio. Puede extrañar lo perdido y aun así estar plenamente agradecido por lo que tiene.
En resumen, trabajamos primero con la digestión, los alimentos y los hábitos alimenticios porque podemos y porque debemos. Podemos porque tenemos control total sobre qué, cuándo y cómo comemos. Nadie más lo hace por nosotros, y es un paso poderoso hacia la sanación. Debemos hacerlo, porque sin cambiar los alimentos que ingerimos, no podemos controlar nuestra mente.
Los alimentos nos distraerán, nos calentarán o nos ralentizarán, tanto física como mentalmente. Al abordar la digestión mediante la elección y los hábitos alimentarios, nos aseguramos de que nuestros alimentos nos mantengan con los pies en la tierra, con la mente claramente enfocada y con los pies ligeros.
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