por The Ayurveda Experience abril 08, 2017
El Ayurveda puede ser una práctica muy importante para cultivar la resiliencia y crear una conexión con uno mismo que se pierde debido al trauma.
Bessel van der Kolk, director médico del Centro de Trauma del JRI en Brookline, Massachusetts, afirma que «[las personas con trauma] tienen una relación muy desconectada con su cuerpo. Es posible que no sientan lo que sucede en su cuerpo. Es posible que no registren lo que les sucede».
También habla sobre resiliencia. La Asociación Americana la define como el proceso de adaptación ante la adversidad, el trauma, la tragedia, las amenazas o fuentes significativas de estrés. En palabras de Bessel: «Lo que te hace resiliente al trauma es asumir plenamente tu responsabilidad».
En palabras de Bessel: “Lo que te hace resiliente al trauma es ser dueño de ti mismo por completo”.
Sabemos que el trauma desregula las vías interoceptivas de nuestro cerebro. Estas vías nos permiten percibir el estado fisiológico o visceral de nuestro cuerpo. ¿Tenemos hambre? ¿Tenemos frío? ¿Nuestros músculos se activan o se relajan? El Ayurveda puede ayudar a fortalecer estas vías al volver a centrarnos en nuestro cuerpo. La autorreflexión se puede fortalecer con la incorporación de la práctica hermana del yoga, realizada de forma consciente del trauma. Con el tiempo, recuperar el sentido de identidad puede permitir que una persona sea menos reactiva a lo que sucede en el exterior, a medida que se fortalecen los límites entre los eventos externos y la conciencia interna.
El Ayurveda considera el trauma como una alteración del dosha Vata. Los doshas (Vata, Pitta y Kapha) son energías biológicas presentes en todo el cuerpo y la mente humanos. Nacemos con una constitución y una combinación de doshas específicas. Las experiencias vitales también pueden mejorar las características de cualquiera de estos doshas. Vata se caracteriza por el movimiento y está compuesto por los elementos aire y éter. Cuando una persona experimenta un trauma, el vata aumenta y, con él, se produce una sensación de movimiento errático, frialdad, constricción, sequedad, pérdida de creatividad, ansiedad y miedo. El Ayurveda ofrece diversas maneras de contrarrestar los efectos del trauma y crear mayor arraigo y resiliencia, y reducir el movimiento.
Cuando comparto el Ayurveda con personas que no tienen experiencia previa con esta ciencia de 5000 años de antigüedad, empiezo diciendo que el Ayurveda es una práctica de observación. Aprendemos a percibir las cualidades de nuestro entorno, como la temperatura o la humedad. ¿Sopla el viento o el aire está en calma? Aprendemos a apreciar cómo la naturaleza y nuestros cuerpos cambian con cada estación del año y de la vida. Nos damos cuenta de cómo los diferentes momentos del día pueden afectar nuestros niveles de energía y nuestra digestión.
El Ayurveda nos invita a observar cómo los diferentes alimentos favorecen o disminuyen nuestra vitalidad. Reflexionamos sobre nuestro estilo de vida: ¿te dedicas tiempo a cuidarte con compasión o dedicas tus horas a una interminable lista de tareas por hacer? Esta reflexión nos ayuda a decidir qué cambios son necesarios para lograr un mayor equilibrio en nuestra vida.
Para reducir la energía Vata, consume alimentos cocidos, húmedos y calientes. Elimina los alimentos crudos, elimina el hielo de tu dieta y considera sopas, guisos y alimentos con un poco más de aceite. Tu forma de comer es tan importante como lo que comes. Reserva un momento para las comidas donde puedas sentarte y concentrarte solo en la comida. Si te gusta cocinar, aprovecha este momento para nutrirte. Considera prepararte una taza de leche caliente con especias por la noche antes de acostarte. Puedes añadir un poco de cúrcuma, nuez moscada y sirope de arce si lo deseas. Puedes sustituir la leche de vaca por leche de almendras o de coco si lo deseas.
El vata se apacigua moviéndose de forma lenta y consciente. Dar un paseo a un ritmo moderado, donde sientas que tus pies tocan el suelo, puede ser muy beneficioso. Practicar yoga de forma consciente y respetuosa también es una buena opción. Si corres con regularidad, considera bajar el ritmo o intercalar caminatas con carreras. El taichí también puede ser una forma maravillosa de permitir el movimiento consciente.
Vata responde bien a la creación de ritmo y rutina. Observa el flujo de tu día y piensa si puedes crear una estructura. Levantarte entre las 5:00 y las 7:00 a. m. fortalece tu energía natural. Puedes planificar las comidas y establecer un patrón regular. Lo ideal es acostarse a las 10:00 p. m. Considera añadir un sentido de ritual a tu día. Quizás cultives la práctica matutina de tomar té, escribir en tu diario o practicar yoga. Quizás descubras que una rutina de autocuidado y reflexión antes de dormir te ayuda a prepararte para la noche.
El Ayurveda tiene una práctica de automasaje con aceite llamada Abhyanga. Usar aceite tibio para masajear los pies y la cabeza, o quizás todo el cuerpo, calma el sistema nervioso y fomenta el amor propio. El movimiento rítmico permite apaciguar la energía vata errática. Cada aceite tiene cualidades diferentes, por lo que puedes cambiarlo según la estación o tu sensación de bienestar.
El Ayurveda nos ofrece una perspectiva a través de la cual vemos el mundo y también es una herramienta para ayudar a restaurar el equilibrio y la consciencia. Peter Levine, autor de numerosos libros sobre trauma, comparte la siguiente reflexión: «La fortaleza resiliente es lo opuesto a la impotencia. El árbol se fortalece y se fortalece gracias a sus raíces arraigadas».
La resiliencia es lo opuesto a la impotencia. El árbol se fortalece y se fortalece gracias a sus raíces sólidas.
El Ayurveda puede ofrecerle una manera de restablecer su relación consigo mismo y permitir que se produzca la conexión a tierra.
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