por The Ayurveda Experience enero 06, 2017
Entre las ocho ramas del yoga, el dharana o concentración es uno de los más elevados, precedente del dhyana o meditación. Sin embargo, hoy en día, muchos profesores de yoga y sus alumnos no desarrollan el dharana adecuado y, en cambio, se dedican directamente a diversas meditaciones para intentar controlar la mente. Según el yoga tradicional, estas son superficiales y suelen durar poco tiempo, lo que puede dificultar la concentración tanto a profesores como a alumnos, ya que la mente se distrae.
Sin embargo, no podemos proceder a la meditación ni a ninguna meditación si no hemos desarrollado dharana en la mente y la hemos convertido en ekagra, es decir, en un punto único y enfocada. De lo contrario, la naturaleza errante de la mente, los vrittis, las ondas mentales debidas a los vasanas o impresiones mentales en el Chitta donde se almacenan, comienzan a moverse y hacen que la mente se vuelva inestable y vacilante. Debemos recordar que la mente es muy sutil.
En este sentido, hay una referencia en el Rig Veda (I.51.10) donde los caballos de Vata son controlados por la mente (manoyuja). Vata (aire, viento) es el humor biológico del movimiento (gati) en Ayurveda y también se relaciona con la naturaleza sutil de la mente. Sus caballos representan los sentidos indriyas, así como los vrittis o movimientos de la mente. El término manoyuja se refiere al dominio y control de la mente, sinónimo de la definición posterior de yoga de Rishi Patanjali como “chitta vritti nirodha” o la negación de las ondas de la mente, causando su cesación.
Uno de los métodos tradicionales era Trataka o la contemplación yóguica. El texto Hatha Yoga Pradipika (II.31) define Trataka como la mirada fija en un punto pequeño, sin mover la mirada hasta que se llenan los ojos de lágrimas. Uno de los métodos Bahirangi o externos para esto, tradicionalmente, consistía en mirar fijamente una lámpara de ghee o una vela hasta que los ojos se humedecieran, lo que ayuda a desarrollar una concentración más profunda sin apartar la mirada de ese punto. Mediante esto, se desarrolla iccha-shakti o fuerza de voluntad, como Agni, el fuego mismo, y Tejas, que también se relaciona con Tapas o austeridades, y nos proporciona poderes de despertar intelectual, especialmente a nivel del buddhi o intelecto.
Trataka o la contemplación yóguica de una lámpara también es útil para los tres tipos biológicos según el Ayurveda, como los tipos Vata (ventoso), Pitta (ardiente) y Kapha (flemático):
Por eso, las antiguas formas de Trataka se encuentran en los Agni-Hotras o sacrificios de fuego de la India, que tenían tales efectos al observar el fuego con atención y concentrarse en él al ofrecer oraciones y sustancias, una especie de dharana ritualista, por así decirlo. Por eso, los antiguos poseían mentes e intelectos agudos, y un buen discernimiento gracias a esta agudización de sus mentes y agnis, lo cual también tenía un efecto físico al despertar sus jatharagis (fuegos digestivos) y metabolismos, y al ayudar en el tratamiento de enfermedades.
Hoy también podemos aprender de estas sencillas técnicas de desarrollo de dharana o fuerza de voluntad como Trataka y ayudar a regular nuestro metabolismo mental, corrigiendo así nuestro metabolismo físico y los humores biológicos o doshas como resultado.
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