por The Ayurveda Experience enero 19, 2017
La obesidad conlleva numerosas complicaciones de salud que afectan negativamente a casi todos los sistemas del cuerpo. Las personas obesas sufren sudoración excesiva, hambre y sed, sensación de debilidad general e incapacidad para realizar trabajo físico.
Las complicaciones de la obesidad son bien conocidas. Entre ellas se incluyen la diabetes, la hipertensión, las enfermedades coronarias, los accidentes cerebrovasculares, la artritis, los desequilibrios hormonales y otras.
La principal causa de la obesidad es un estilo de vida sedentario, junto con una ingesta excesiva de alimentos que no se transforman completamente en energía. Con el tiempo, solo el sistema de tejido graso se nutre, mientras que el resto de los sistemas tisulares, principalmente el sistema de tejido hídrico, el tejido sanguíneo, el tejido óseo y el sistema reproductivo, sufren desnutrición. Esto provoca un agravamiento de Vata.
Entonces, el sistema de tejido graso altamente nutrido bloquea los canales nutritivos, agravando aún más el dosha Vata. El Ayurveda explica que el Vata se agrava ya sea por el agotamiento de los sistemas tisulares o por la obstrucción de los canales. Ambas patologías están presentes en la obesidad. Este Vata agravado aumenta el fuego digestivo como el viento que convierte un fuego pequeño en un infierno. Esto provoca mucha hambre en la persona obesa, incitándola a comer alimentos ricos en calorías. Así, se crea un círculo vicioso. Es por eso que una persona obesa no puede seguir dietas que impliquen reducir calorías.
El Ayurveda propugna el uso de alimentos bajos en calorías pero que tienen una mayor propiedad de saciedad y tardan en digerirse.
Durante el ciclo de nutrición secuencial del sistema tisular, primero viene el tejido fluido, seguido por la sangre, la carne, la grasa, el hueso, la médula ósea (el sistema nervioso), el sistema reproductivo y, finalmente, la esencia llamada Ojas.
En la obesidad, los nutrientes llegan a los fluidos y al sistema tisular sanguíneo en grandes cantidades y no son completamente digeridos ni utilizados por sus respectivos sistemas metabólicos. Debido al estilo de vida sedentario, el tejido muscular también está inactivo y, por lo tanto, los nutrientes llegan al tejido graso y lo nutren (aquí entra en juego el papel de los genes que predisponen a una persona a acumular grasa). Esta grasa extra no se quema ni metaboliza completamente para nutrir adecuadamente los sistemas tisulares subsiguientes. Por lo tanto, los tejidos subsiguientes (hueso, médula ósea [incluido el sistema nervioso] y reproductor) se agotan. Por ello, observamos con mayor frecuencia osteoporosis, trastornos hormonales y pérdida de memoria en personas obesas.
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