por The Ayurveda Experience diciembre 24, 2016
Mi primer recuerdo de ser una persona altamente sensible es de la primaria, de primero, para ser exactos. Vi cómo el compañero sentado frente a mí se mojaba lentamente los pantalones, sin que la maestra se diera cuenta. Sentí como si su vergüenza y su pena llenaran toda la sala, hasta que fui yo quien lloró. Cuando la maestra finalmente se dio cuenta de lo que había pasado, lo mandó al baño a arreglarse y a mí a casa para que me calmara.
Experimenté este rasgo como una bendición y una maldición a la vez, pero sobre todo como una maldición, durante mis primeros años de adultez, sufriendo problemas de salud crónicos, leves y frustrantes, siendo emocionalmente sensible y experimentando una sobrecarga sensorial en grandes multitudes. También era empático y podía conectar fácilmente con las necesidades y emociones de los demás, lo que me convertía en el consejero predilecto de muchos familiares y amigos. Pero a menudo lo hacía con un sentido de responsabilidad que me llevaba al resentimiento.
Si eres altamente sensible, probablemente lo sepas. Puedes sentirte abrumado con facilidad, percibir o percibir el ambiente emocional de una habitación, entender cómo hacer que un espacio sea cómodo o agradable, y trabajar con facilidad con los demás gracias a tus cualidades empáticas inherentes. Definida por la Dra. Elaine Aron en 1997, la alta sensibilidad es un rasgo genético neutro, como tener el pelo rubio o los ojos azules. Se encuentra en aproximadamente el 20% de la población y se caracteriza por un procesamiento más profundo del sistema nervioso, sensibilidad a los estímulos, sobreestimulación y sensibilidad emocional. Básicamente, el sistema nervioso procesa más información a un nivel más profundo que la mayoría de la población.
En términos ayurvédicos, la alta sensibilidad es una función del dosha vata, que rige el sistema nervioso. El dosha vata es ligero y móvil (es la fuerza del movimiento) y controla tanto la absorción de estímulos como nuestra reacción a ellos. Gestionar la alta sensibilidad a través del Ayurveda requiere crear un espacio seguro para que el vata funcione en su nivel más equilibrado. Este espacio ayuda a regular la absorción de información sensorial y a canalizarla de forma beneficiosa, permitiéndonos responder en lugar de reaccionar.
Cuando el vata está desequilibrado, se mueve por el cuerpo de múltiples maneras, a menudo ascendiendo en espiral, creando agobio o sensación de vacío. Las prácticas de enraizamiento ayudan a dirigir el flujo de vata hacia abajo, hacia la tierra, proporcionándole un punto de anclaje. Utiliza las siguientes actividades para anclar el vata, permitiéndote enfocar y centrar tu sensibilidad y dirigirla de forma más efectiva.
Al digerir, digerimos no solo los alimentos que ingerimos, sino también el ambiente que nos rodea. Come en un ambiente tranquilo, sin distracciones, y concéntrate únicamente en la comida que tienes delante. Mastica hasta que la comida tenga una consistencia uniforme y come hasta sentirte 75 % lleno. Disfruta del proceso de unión de las antiguas moléculas de los alimentos con los tejidos de tu cuerpo.
Dado que el vata es frío, seco, ligero y móvil, se equilibra con alimentos cálidos, húmedos, densos y estables. En épocas de alta sensibilidad, consuma alimentos con estas cualidades, como tubérculos cocidos, gachas o avena, sopas y guisos, y especias cálidas como el jengibre.
Practica abhyanga o automasaje con aceite. Calienta una pequeña cantidad de aceite de sésamo a una temperatura superior a la corporal colocándola en una taza de agua caliente. Comenzando por la coronilla, masajea el aceite por todo el cuerpo, con movimientos largos en los huesos largos y circulares en las articulaciones. Ten en cuenta que la aplicación del aceite es densa y húmeda, lo que calma el sistema nervioso y protege la piel. Una vez aplicado, deja actuar el aceite hasta 20 minutos (este es un momento ideal para meditar o practicar yoga) y termina con una ducha caliente. Enjuaga sin jabón para mantener la piel hidratada y protegida.
Dinacharya, o rutinas diarias, también ayuda a contener el exceso de vata en el cuerpo. Regula tus horas de sueño y vigilia, así como tus horarios de comida. Cada mañana, cultiva una rutina que limpie tu cuerpo y alimente tu alma. Incluye abhyanga, meditación, una ducha caliente y otras actividades de limpieza corporal en esta rutina diaria, para preparar tu energía para el día.
Para conectar con la tierra, prueba una meditación centrada en conectar los tres chakras inferiores. Visualízate llevando el vata hacia abajo, a través de los chakras, hasta el centro de la tierra, anclándolo allí.
Los comentarios se aprobarán antes de mostrarse.