por The Ayurveda Experience mayo 03, 2016
Yoga para la limpieza ayurvédica
Extracto del nuevo libro, The Mindbody Cleanse: Un programa de desintoxicación y rejuvenecimiento de 14 días del antiguo Ayurveda de Ronly Blau y Adrian Nowland
Las prácticas de manejo del estrés y autocuidado son tan importantes como la dieta y las hierbas para un proceso de limpieza ayurvédica exitoso. Intenta realizar algunas prácticas de manejo del estrés y autocuidado a diario. Recuerda que esta limpieza se basa en el panchakarma tradicional, donde los participantes realizan un retiro residencial. La tranquilidad mental y física es esencial para facilitar la liberación de emociones y toxinas acumuladas.
El yoga, la meditación, el pranayama (trabajo de respiración) y la relajación son las prácticas más importantes para el manejo del estrés que debes incluir en tu desintoxicación. Recomendamos incorporar estas prácticas diarias tanto como sea posible para que tengas una forma constante de conectar contigo mismo durante la desintoxicación, así como para implementar prácticas que te ayuden a reducir el estrés.
Queremos ser conscientes de lo que sucede, pero, incluso con nuestras mejores intenciones, es muy fácil olvidarlo. Mucho. Esto se debe a que no tenemos práctica en la atención plena.
Probablemente no haya otra opción; necesitamos practicar para reconfigurar las vías neuronales y así observar y prestar atención a lo que ocurre en el momento. En este libro te presentaremos algunas prácticas sencillas y factibles. ¡Quizás te encanten!
Recomendamos el yoga como práctica para el manejo del estrés en este programa, ya que el yoga y el ayurveda tienen una larga historia de interrelación entre ideales y prácticas. Sin embargo, si el yoga no te convence, busca otra práctica física que energice el cuerpo y calme la mente.
Es importante practicar algún tipo de movimiento meditativo, ya sea qigong, yoga, tai chi u otra forma, que nos permita conectar con la experiencia física tal como está ocurriendo. Cuando somos conscientes de nuestro cuerpo, liberamos la mente dispersa y ajetreada. El cuerpo solo está presente en el momento. No es el cuerpo de hace diez años, ni siquiera de hace diez minutos, ni el cuerpo del futuro.
Al conectar con tu cuerpo, te transporta inmediatamente al momento presente. Al centrarte en la experiencia sensorial del cuerpo, la mente se estabiliza y se concentra más. Además, durante la práctica, aprendemos a estar con lo que es, sin reaccionar. Por ejemplo, aprendemos a respirar profunda y completamente con una postura relajada y restaurativa, así como con una postura desafiante e intensa. El movimiento se organiza con la respiración de forma que favorece una respiración más completa. Esto, por sí solo, desencadena una respuesta parasimpática.
Además, la coordinación de la respiración con el movimiento proporciona a la mente un punto de apoyo constante donde podemos fijar nuestra atención. Esta constancia crea continuidad y un estado mental meditativo.
El yoga puede ayudarte a crear una base sólida que te apoye durante el proceso de desintoxicación. A medida que las toxinas y las emociones acumuladas comienzan a liberarse y a circular por el cuerpo, la práctica constante y consciente del yoga puede ayudarte a afrontar cualquier emoción y cambio difícil en el cuerpo, sin dejarte llevar por sus historias.
El yoga crea un soporte estable durante la limpieza. Lo logramos estableciendo un ritmo constante en la práctica, establecido por una respiración uniforme, lo que significa que la inhalación y la exhalación duran aproximadamente lo mismo.
También podemos crear estabilidad en la práctica manteniendo este ritmo al entrar y salir de las posturas. En general, la práctica debe ser lenta, pausada y uniforme. Intenta mantener las posturas un poco más de lo habitual y muévete lentamente entre ellas. Presta mucha atención a los pies y las caderas para ayudar a que la práctica se asiente en la estabilidad del elemento tierra.
Además, la práctica en sí misma potencia los efectos depurativos. Durante la limpieza, transportamos las toxinas desde los tejidos profundos al sistema digestivo para su metabolismo o expulsión. Para facilitar este proceso, los canales del cuerpo deben estar abiertos y sin obstrucciones. El yoga potencia este método de limpieza porque la postura, combinada con respiraciones profundas, crea aberturas en el cuerpo y los canales. Esto facilita el movimiento del prana, o energía vital, por todo el cuerpo.
Para facilitar esto, nos centramos en la apertura del sistema digestivo. Los órganos digestivos se encuentran debajo de la caja torácica a ambos lados del cuerpo y en toda la zona abdominal, paralelos a la parte frontal de los huesos de la cadera. En la parte posterior del cuerpo, los riñones se encuentran justo debajo de la caja torácica.
Por lo tanto, concentrarse en la mitad inferior del torso es clave en la práctica de yoga para esta limpieza. Esto se logra mediante movimientos que abren la zona bajo la caja torácica al inhalar y la cierran y contraen al exhalar. Esto crea un efecto de estiramiento y contracción en los órganos digestivos.
Los movimientos de torsión contraen los órganos digestivos y, al soltar estas posturas, la sangre fluye directamente hacia ellos. Esto crea un efecto nutritivo en los órganos digestivos. Al estimularlos, tenemos mayor capacidad para digerir las toxinas expulsadas. Los órganos tienen tres dimensiones en el cuerpo, por lo que debemos mover y estirar esta zona de tres maneras: de adelante hacia atrás, de lado a lado y girando el torso.
En resumen, una práctica de yoga purificadora debe tener dos puntos focales principales:
1. Una cualidad tranquila y arraigada
2. Un enfoque en el área digestiva del cuerpo.
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